El motor fundamental de proyecto es la incidencia del VIENTO en el edificio y cómo puede éste ser un elemento decisivo en el CONFORT térmico del edificio.

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En el valle del Guadalhorce, donde las corrientes de viento son muy fuertes y con direcciones muy determinadas, se genera una pieza longitudinal que se enfrenta al mismo. Se plantea el edificio como una sucesión de filtros, desde la propia vegetación hasta la envolvente, que junto a la propia geometría de los espacios serán capaces de conducir y aprovechar dichas corrientes de aire para utilizarlas como elemento acondicionador de los espacios interiores.

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Se trata pues de una pieza rotunda, diferenciada en el paisaje, pero que se mimetiza con el mismo gracias y su materialidad y su configuración.